La Segunda, 23 de Septiembre
El último gran "cónclave" radical, hace dos semanas, no sólo terminó con la sorpresiva proclamación de la candidatura presidencial de José Antonio Gómez... En los pasillos del último Consejo General también comenzó a gestarse una especie de armisticio entre las dos principales fuerzas políticas del PRSD, que lideran el actual timonel y el ministro de Justicia, Isidro Solís.
Meses de distanciamiento habían marcado las relaciones entre ambos, a propósito de la campaña presidencial y las designaciones del nuevo gobierno. Tanto así, que muchos auguraban una «guerra a muerte» cuando, a comienzos del próximo año, los radicales escogieran a su nueva directiva.
Pero el nuevo pacto interno les dio un respiro a los máximos dirigentes frente a las definiciones que vienen, especialmente la negociación municipal -donde deberán decidir si se mantienen en subpacto con el PS-PPD o vuelven a aliarse con la DC- y más tarde el inicio de la carrera parlamentaria y presidencial...
¿Qué tranquilizó las aguas?
Básicamente dos reformas estatutarias: una que permite que en las internas del próximo año la mesa radical se elija cargo por cargo y no en listas cerradas, como pasaba hasta ahora, lo que permitirá la integración de representantes de Solís en un escenario interno donde hay claridad en que Gómez "lleva las de ganar", pues con él están casi todos los parlamentarios y autoridades de gobierno.
La segunda reforma tiene que ver con un guiño al timonel del PRSD: se aprobó un alargue en el período de la presidencia en el partido, que hasta ahora duraba dos años y a contar de la próxima elección será de tres. Y como el senador por la II región es quien aparece con más chance en esa contienda, lo más probable es que, si se reelige, esté a la cabeza de los radicales hasta el 2010.
Los hitos que marcaron el distanciamiento
Durante el 2004, las tres grandes fuerzas del radicalismo operaban independientes una de otras.
Fueron las parlamentarias del 2005 las que por primera vez reunieron a Solís, Gómez y al actual subsecretario de Investigaciones, Ricardo Navarrete, quienes decidieron plasmar el denominado «gran acuerdo» que consistió en presentar para las elecciones internas una lista de consenso, que incluyera a los tres sectores.
Dicha mesa quedó conformada con Gómez a la cabeza, Solís como vicepresidente y Navarrete en la secretaría general. Y el resultado fue exitoso: el PRSD elige en diciembre a 7 de sus 9 candidatos a diputado, y Gómez gana sorpresivamente un escaño en el Senado.
Incluso, se dice que los acuerdos entre los dos "prohombres" del radicalismo llegaron a tal punto, que Solís habría apoyado a Gómez tanto financiera como logísticamente para que lograra llegar a la Cámara Alta.
Pero la relación comenzó a enfriarse gradualmente. El hito que marca el distanciamiento, dicen, ocurre mientras Solís participa en la campaña presidencial de Michelle Bachelet. Gómez, cuentan sus cercanos, comienza a percibir que su aliado estratégico está más preocupado de perfilarse en lo personal que de potenciar al partido.
El diálogo entre ambos se interrumpe completamente luego de que Solís es nombrado ministro de Justicia y además se le integra al Comité Político como un gesto a los radicales. El senador no duda en salir a criticar al gobierno porque según él no obtuvieron los cargos que merecían. Solís, obviamente, queda en una incómoda posición, pues dentro del gabinete se piensa que tiene poco piso en su misma colectividad.
El quiebre en las relaciones se mantiene estos primeros seis meses de gobierno... Recién en el Consejo General del sábado 9 de septiembre ambos llegaron a un nuevo acuerdo.
Y las razones del nuevo pacto
Dicho acercamiento tiene razones de peso, dicen en el partido.
Solís quería tener a uno de sus hombres en la próxima directiva para poder negociar en las municipales y parlamentarias.
Además, al ministro de Justicia le hace peso el sentimiento mayoritario que hay en el PRSD, respecto de que Gómez debe seguir siendo el timonel de la colectividad, pues ha logrado reperfilarlo ante la opinión pública.
Desde el círculo de Solís resaltan que el senador tiene un "gran liderazgo y capacidad para lograr acuerdos". Además, es considerado una carta importante hacia afuera del partido, e incluso asumen que podría llegar a ser candidato presidencial.
Los cercanos a Gómez, en tanto, quedaron más que satisfechos tras el Consejo porque creen que su presidente logró mostrar un partido unido y alineado con el gobierno. Y además, porque en forma inesperada uno de sus opositores internos, el diputado Fernando Meza, lo proclamó nada menos que como "el" presidenciable de la colectividad.
Principal prueba de fuego: la política de alianzas
El acuerdo de no agresión no implica, sin embargo, que con el tiempo no sigan incubándose las históricas diferencias políticas entre los dos líderes del PRSD. Desencuentros que podrían emerger cuando haya que definir las futuras alianzas al interior de la Concertación.
Y es que, según señalan dentro del mismo partido, no son pocos los que están disconformes con el subpacto que desde 1999 los radicales hicieron con el bloque PS-PPD -cuando Ricardo Lagos era la figura ganadora en el oficialismo-, dejando atrás años de alianza con la DC.
Ahora varios se quejan de que los socialistas y pepedés no los han tratado muy bien y ponen como ejemplo la elección a concejales del 2004, donde no se cumplió el acuerdo de que ellos llevaran un candidato por comuna.
Ahí justamente es donde chocan Solís y Gómez.
El ministro de Justicia siempre ha inclinado su balanza hacia el bloque PS-PPD, y en el partido incluso dicen que no sería sorpresa para nadie que de aquí a 2008 se incline por una eventual candidatura de José Miguel Insulza o de un Ricardo Lagos si éste reconsidera la opción de volver a La Moneda... y obviamente si la opción radical no prospera.
Según cercanos a Solís, su lógica de asociación y acercamiento doctrinario está muchísimo más cerca del PS-PPD. Incluso señalan que con dicho bloque se siente más cómodo, porque comparten visiones comunes sobre el desarrollo del país y pertenencia a una misma alianza, la Internacional Socialista.
En cambio, José Antonio Gómez -dicen en su colectividad- podría inclinarse por crear una nueva alianza política con la Democracia Cristiana. El senador tiene una gran cercanía con la timonel DC y eventual presidenciable para el 2009, Soledad Alvear, con la cual trabajó como subsecretario de Justicia y estableció una gran amistad.
Gómez ha mantenido y mantendrá hermético silencio sobre el tema. Pero desde su círculo más cercano se enfatiza que optará siempre por lo que la mayoría del partido decida y que en lo personal una alianza con el bloque progresista le acomoda perfectamente.
Con Solís
Entre los colaboradores más estrechos de Solís figuran el director de Gendarmería, Alfredo Bañados (ex seremi de Justicia en la IX Región); la ex subsecretaria Macarena Carvallo, el diputado Alberto Robles, el miembro del Conacet Emilio Oñate y John Carmona.
Con Gómez
Los más cercanos a Gómez son el secretario general del PRSD, Ernesto Velasco; el diputado Fernando Meza; la subsecretaria de Minería, Marisol Aravena; el subsecretario de Gobierno, Carlos Maldonado, y el ex subsecretario Patricio Morales.
El ADN que diferencia sus estilos
Los dos líderes del PRSD tienen diferentes estilos y formas de relacionarse con sus correligionarios. Solís es un "típico radical": disfruta de la conversación y de las largas comidas, le gusta hacer vida partidaria, tiene contactos en todos los partidos y su gran aliado en el gobierno es el ministro Belisario Velasco, a quien conoce desde años.
En cambio, Gómez es descrito como un tecnócrata, más ejecutivo y menos llano a las largas conversaciones aunque "no por eso menos radical".
También hay una tercera corriente ligada a la masonería que mira con atención los reagrupamientos internos: el ex rector de la U. de Chile Luis Riveros (quien no milita pero es cercano al PRSD), Carlos Abel Jarpa, José Pérez y Juan Agustín Figueroa.
El último gran "cónclave" radical, hace dos semanas, no sólo terminó con la sorpresiva proclamación de la candidatura presidencial de José Antonio Gómez... En los pasillos del último Consejo General también comenzó a gestarse una especie de armisticio entre las dos principales fuerzas políticas del PRSD, que lideran el actual timonel y el ministro de Justicia, Isidro Solís.
Meses de distanciamiento habían marcado las relaciones entre ambos, a propósito de la campaña presidencial y las designaciones del nuevo gobierno. Tanto así, que muchos auguraban una «guerra a muerte» cuando, a comienzos del próximo año, los radicales escogieran a su nueva directiva.
Pero el nuevo pacto interno les dio un respiro a los máximos dirigentes frente a las definiciones que vienen, especialmente la negociación municipal -donde deberán decidir si se mantienen en subpacto con el PS-PPD o vuelven a aliarse con la DC- y más tarde el inicio de la carrera parlamentaria y presidencial...
¿Qué tranquilizó las aguas?
Básicamente dos reformas estatutarias: una que permite que en las internas del próximo año la mesa radical se elija cargo por cargo y no en listas cerradas, como pasaba hasta ahora, lo que permitirá la integración de representantes de Solís en un escenario interno donde hay claridad en que Gómez "lleva las de ganar", pues con él están casi todos los parlamentarios y autoridades de gobierno.
La segunda reforma tiene que ver con un guiño al timonel del PRSD: se aprobó un alargue en el período de la presidencia en el partido, que hasta ahora duraba dos años y a contar de la próxima elección será de tres. Y como el senador por la II región es quien aparece con más chance en esa contienda, lo más probable es que, si se reelige, esté a la cabeza de los radicales hasta el 2010.
Los hitos que marcaron el distanciamiento
Durante el 2004, las tres grandes fuerzas del radicalismo operaban independientes una de otras.
Fueron las parlamentarias del 2005 las que por primera vez reunieron a Solís, Gómez y al actual subsecretario de Investigaciones, Ricardo Navarrete, quienes decidieron plasmar el denominado «gran acuerdo» que consistió en presentar para las elecciones internas una lista de consenso, que incluyera a los tres sectores.
Dicha mesa quedó conformada con Gómez a la cabeza, Solís como vicepresidente y Navarrete en la secretaría general. Y el resultado fue exitoso: el PRSD elige en diciembre a 7 de sus 9 candidatos a diputado, y Gómez gana sorpresivamente un escaño en el Senado.
Incluso, se dice que los acuerdos entre los dos "prohombres" del radicalismo llegaron a tal punto, que Solís habría apoyado a Gómez tanto financiera como logísticamente para que lograra llegar a la Cámara Alta.
Pero la relación comenzó a enfriarse gradualmente. El hito que marca el distanciamiento, dicen, ocurre mientras Solís participa en la campaña presidencial de Michelle Bachelet. Gómez, cuentan sus cercanos, comienza a percibir que su aliado estratégico está más preocupado de perfilarse en lo personal que de potenciar al partido.
El diálogo entre ambos se interrumpe completamente luego de que Solís es nombrado ministro de Justicia y además se le integra al Comité Político como un gesto a los radicales. El senador no duda en salir a criticar al gobierno porque según él no obtuvieron los cargos que merecían. Solís, obviamente, queda en una incómoda posición, pues dentro del gabinete se piensa que tiene poco piso en su misma colectividad.
El quiebre en las relaciones se mantiene estos primeros seis meses de gobierno... Recién en el Consejo General del sábado 9 de septiembre ambos llegaron a un nuevo acuerdo.
Y las razones del nuevo pacto
Dicho acercamiento tiene razones de peso, dicen en el partido.
Solís quería tener a uno de sus hombres en la próxima directiva para poder negociar en las municipales y parlamentarias.
Además, al ministro de Justicia le hace peso el sentimiento mayoritario que hay en el PRSD, respecto de que Gómez debe seguir siendo el timonel de la colectividad, pues ha logrado reperfilarlo ante la opinión pública.
Desde el círculo de Solís resaltan que el senador tiene un "gran liderazgo y capacidad para lograr acuerdos". Además, es considerado una carta importante hacia afuera del partido, e incluso asumen que podría llegar a ser candidato presidencial.
Los cercanos a Gómez, en tanto, quedaron más que satisfechos tras el Consejo porque creen que su presidente logró mostrar un partido unido y alineado con el gobierno. Y además, porque en forma inesperada uno de sus opositores internos, el diputado Fernando Meza, lo proclamó nada menos que como "el" presidenciable de la colectividad.
Principal prueba de fuego: la política de alianzas
El acuerdo de no agresión no implica, sin embargo, que con el tiempo no sigan incubándose las históricas diferencias políticas entre los dos líderes del PRSD. Desencuentros que podrían emerger cuando haya que definir las futuras alianzas al interior de la Concertación.
Y es que, según señalan dentro del mismo partido, no son pocos los que están disconformes con el subpacto que desde 1999 los radicales hicieron con el bloque PS-PPD -cuando Ricardo Lagos era la figura ganadora en el oficialismo-, dejando atrás años de alianza con la DC.
Ahora varios se quejan de que los socialistas y pepedés no los han tratado muy bien y ponen como ejemplo la elección a concejales del 2004, donde no se cumplió el acuerdo de que ellos llevaran un candidato por comuna.
Ahí justamente es donde chocan Solís y Gómez.
El ministro de Justicia siempre ha inclinado su balanza hacia el bloque PS-PPD, y en el partido incluso dicen que no sería sorpresa para nadie que de aquí a 2008 se incline por una eventual candidatura de José Miguel Insulza o de un Ricardo Lagos si éste reconsidera la opción de volver a La Moneda... y obviamente si la opción radical no prospera.
Según cercanos a Solís, su lógica de asociación y acercamiento doctrinario está muchísimo más cerca del PS-PPD. Incluso señalan que con dicho bloque se siente más cómodo, porque comparten visiones comunes sobre el desarrollo del país y pertenencia a una misma alianza, la Internacional Socialista.
En cambio, José Antonio Gómez -dicen en su colectividad- podría inclinarse por crear una nueva alianza política con la Democracia Cristiana. El senador tiene una gran cercanía con la timonel DC y eventual presidenciable para el 2009, Soledad Alvear, con la cual trabajó como subsecretario de Justicia y estableció una gran amistad.
Gómez ha mantenido y mantendrá hermético silencio sobre el tema. Pero desde su círculo más cercano se enfatiza que optará siempre por lo que la mayoría del partido decida y que en lo personal una alianza con el bloque progresista le acomoda perfectamente.
Con Solís
Entre los colaboradores más estrechos de Solís figuran el director de Gendarmería, Alfredo Bañados (ex seremi de Justicia en la IX Región); la ex subsecretaria Macarena Carvallo, el diputado Alberto Robles, el miembro del Conacet Emilio Oñate y John Carmona.
Con Gómez
Los más cercanos a Gómez son el secretario general del PRSD, Ernesto Velasco; el diputado Fernando Meza; la subsecretaria de Minería, Marisol Aravena; el subsecretario de Gobierno, Carlos Maldonado, y el ex subsecretario Patricio Morales.
El ADN que diferencia sus estilos
Los dos líderes del PRSD tienen diferentes estilos y formas de relacionarse con sus correligionarios. Solís es un "típico radical": disfruta de la conversación y de las largas comidas, le gusta hacer vida partidaria, tiene contactos en todos los partidos y su gran aliado en el gobierno es el ministro Belisario Velasco, a quien conoce desde años.
En cambio, Gómez es descrito como un tecnócrata, más ejecutivo y menos llano a las largas conversaciones aunque "no por eso menos radical".
También hay una tercera corriente ligada a la masonería que mira con atención los reagrupamientos internos: el ex rector de la U. de Chile Luis Riveros (quien no milita pero es cercano al PRSD), Carlos Abel Jarpa, José Pérez y Juan Agustín Figueroa.
1 comentario:
Estimados Correligionarixs, le enviamos un afectuoso saludo desde la Araucanía, un gran abrazo.
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